miércoles, 16 de abril de 2008

Mirando al pasado


Hoy mi amigo está un poco melancólico, creo que el pobre está ya un poco mayor, porque se ha puesto a contarme batallitas de su infancia, a continuación os transcribo su historia, supongo, que es la una historia muy similar a mucho de su generación:
Querida perrita Pi, el tiempo pasa y miramos atrás a esa época de bocadillos de nocilla, de jugar al pilla pilla, a la liebre, al escondite, a las canicas, a las carreras de chapas, a la peonza. Años de colección de cromos de intercambio de cromos en el colegio. Años de aquellos calurosos e inolvidables veranos en Torre del Mar, de aquellas travesuras, de aquellos cigarrillos a escondidas que nos hacían sentirnos mayores, de aquellos paseos en bicicleta , de aquellos primeros amigos de la infancia, de aquellas primeras personas de las que nos enamorábamos, años de la temida fecha en las que nos daban las notas, años de partidos de fútbol en el patio del colegio, de aquellas cabañas, de aquellos disfraces... Años en los que queríamos ser mayores, pues bien PI ya somos mayores ¿y? pues la vida nos ha cambiado y mucho, pero seguimos disfrutando de ella y eso es lo importante mirando lo bien que lo pasamos en el pasado, pero mirando y construyendo nuestro futuro con mucha ilusión y eso también con muchísimos gastos.
Hoy en día si te has fijado los niños apenas juegan en la calle, mucha gente dice que la culpa de esto la tiene la tecnología, no es nada extraño ver a un niño con una consola en el parque, acompañado de sus padres, o lo que es peor, mientras todos pasean "en familia" un domingo cualquiera. En ocasiones como tu bien sabes me he quedado mirando a estos pequeños, alucinando cuando van caminando por la calle mientras matan marcianitos, o tomando un refresco en una terraza, le dan al "pause", beben un poco y siguen jugando. A veces me pregunto que clase de "día en familia" es ese, donde apenas hay comunicación, a no ser que el padre tenga otra consola y se comuniquen por “blutú”. No es nada nuevo lo que te estoy contando, pero todo esto viene a que hace unos días cuando salimos a dar nuestro paseo por el barrio, paseando sin rumbo determinado, y pasabamos por el parque de los príncipes, donde antaño los niños se tiraban días jugando, desde las canicas hasta el tenis, si, no me digáis como, pero jugaban al tenis imaginando una red en medio del parque. Cuando yo era un enano, era impensable ver el parque desierto un sábado por la mañana, y así fue como me lo encontré, vacío. Son muchos los recuerdos que tengo, no en vano, he pasado mi infancia en un parque similar. Ahora, si algo tengo guardado en mi mente es el día que a un vecino le dio por colocar un cartel en la fachada del edificio anexo al parque que ponía "Prohibido jugar al balón". Evidentemente, no sirvió de mucho, tal vez pusiésemos más cuidado para no dar balonazos en las paredes, pero allí seguíamos jugando con el banco de cemento como red. El caso es que con el tiempo, empezaron a verse más carteles de este tipo, y en algunos casos hasta llegaban a intervenir los municipales... Ayer nos encontramos con otro cartel de "Prohibido jugar al balón", "graffiteado" por algún chaval en señal de desacuerdo. Lo gracioso de este sitio, es que con las obras de mejora del barrio, se han colocado varias farolas, y una de ellas está justo en medio de la portería que varios niños habían pintado en la pared, creo que esto sirve también como resumen de la situación que se vive hoy en día. Cierto es que los videojuegos y las nuevas tecnologías están cada vez más cerca de cualquiera, pero creo que también es cierto que cada vez se pone más dificultades a los chavales, o menos empeño en que disfruten de la calle en los principales años de la infancia...

Os voy a poner una fotito de los años de adolescencia de mí amigo, los cuales usaban grandes dosis de imaginación para pasarlo bien, sin falta de videojuegos ni nada por el estilo.

1 comentario:

Eva dijo...

Que melancolia!!!.No creo que a los adultos nos falte la imaginación para hacer lo que haciamos cuando eramos jovenes, lo que nos falta es el entusiasmo y la ilusión.
La mujer de Adán.